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En defensa dels valors ètics del periodisme

El Código Deontológico y la ‘telebasura’

Estos días muchos medios se han hecho eco del 20 aniversario de los crímenes de las niñas de Alcàsser. Unos hechos que fueron trágicos y que, en cuanto al tratamiento periodístico dado, hubo “un antes y un después”. El impacto mediático de este caso implicó que se empezara a hablar de la “telebasura”.

El periodista Josep Pernau, en una intervención realizada en 2005 al debate organizado por la Federación de Asociaciones de Periodistas (FAPE) que trataba sobre modelos europeos de autorregulación periodística, hablaba precisamente de cómo este hecho trágico coincidió con la proclamación del código deontológico de los periodistas catalanes.

Josep Pernau , anterior Presidente del Consejo de la Información de Cataluña, lo explicaba así:

“Un hecho luctuoso demostrar existencia de dos maneras diferentes de ejercitar la profesión. Si había escépticos de la tarea que proponíamos, quedarían pronto convencidos de que los hechos nos daban la razón. De manera brutal, se planteaba la necesidad de una norma de conducta de los periodistas marcada por la ética. Un par de semanas antes de la asunción del compromiso deontológico por parte de la profesión catalana, en la localidad valenciana de Alcàsser, se producía el secuestro, violación y posterior asesinato de las adolescentes Miriam, Desirée y Toñi, de 14 y 15 años. El seguimiento televisivo del caso fue el ejemplo de lo que ese moralmente ilícito en la información. Era un caso ejemplarizante de lo que no hay que hacer. (…) Familiares y amigos participaron, de buena fe, en aquellos programas, intoxicados por la creencia de que supone dolor ante las cámaras ablandar almas y conciencias de los malhechores. No se respeta nada. Ni sentimientos ni la discreción que, en casos como aquel, recomienda el buen gusto. Se Había fado a la tragedia el tratamiento de un programa de entretenimiento. “

Veinte años más tarde, el Consejo de la Información de Cataluña (CIC) aplica de manera cuidadosa y responsable los criterios del Código Deontológico, pero las telebasura aún no han desaparecido y el CIC ha tenido que responder ante casos tan graves como el de la Mari Luz y las actuaciones de los periodistas de “El programa de Ana Rosa”:

programa AR-niñamariluz

“No se puede pretender convertir un reality show en un producto periodístico y hacer ver que lo es (la conductora proclamó triunfalmente como” la exclusiva que todo periodista hubiera querido dar “), sin que esta subversión de los valores y principios del periodismo, tenga una respuesta contundente. 

El Consejo de la Información de Cataluña observa con creciente preocupación la proliferación abusiva de espacios televisivos que van más allá de las funciones y tareas de los periodistas. Por tanto, propone: primero, la creación de una comisión formada por representantes de la profesión periodística de todo el estado que estudie y tome decisiones sobre este problema, segundo, la presente situación reclama la creación de una comisión parlamentaria ad hoc con el mandato de informar sobre esta cuestión y hacer un dictamen dirigido al Gobierno del Estado que sirva para impulsar definitivamente la creación de un marco regulatorio independiente y eficaz en defensa del derecho a la información.

Toda iniciativa deberá redundar, necesariamente, en beneficio de la libertad y la dignidad de las personas como valor prioritario de toda sociedad democrática. ” 

El Código Deontológico destaca dos criterios que queremos recordar a propósito de este tema:

codi-deontologic

11. Tratar con especial cuidado toda información que afecte a menores, evitando difundir su identificación cuando aparezcan como víctimas (excepto en caso de homicidio), testigos o inculpados en causas criminales, sobre todo en asuntos de especial trascendencia social, como es el caso los delitos sexuales. También se evitará identificar contra su voluntad a las personas próximas o parientes inocentes de acusados ​​o convictos en procedimientos penales.

9. Respetar el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, especialmente en situaciones de vulnerabilidad y enfermedad y en casos o acontecimientos que generen situaciones de aflicción o dolor, evitando la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias, especialmente cuando las personas afectadas lo expliciten.

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